top of page

La buena autoestima, esa gran fortaleza

  • Foto del escritor: Irene Moreno
    Irene Moreno
  • 16 ene 2016
  • 2 Min. de lectura

La autoestima es la valoración propia que hacemos sobre nosotros mismos, a partir de las sensaciones y experiencias acumuladas que vamos incorporando a lo largo de la vida. Sobre los 5-6 años empezamos a formarnos un concepto propio, esto sucede a través de cómo nos ven los demás (padres, profesores, compañeros…) y las experiencias que vamos sumando.

Una buena autoestima en un niño/a es reflejada cuando se siente VALIOSO Y COMPETENTE, por lo contrario, indicios de mala autoestima en la infancia los podemos detectar cuando un niño/a no confía en sus propios recursos, desarrollando en ocasiones conductas desafiantes o agresivas, miedo, elevada tolerancia a la frustración, timidez excesiva…-entre otras-.

La autoestima es un lienzo que vamos coloreando… nosotros, como adultos, tenemos que ofrecer a los pequeños los colores, para que ellos vayan creciendo con fortaleza y seguridad.

Durante el desarrollo infantil, los niños van CONSTRUYENDO el concepto sobre sí mismos:

  • Van formándose una idea de quienes son, si gustan, si son aceptados...

  • Irán creándose unas expectativas acerca de sus posibilidades.

  • Se encontraran bien consigo mismos o, por el contrario, a disgusto con lo que hacen.

  • Se crearan una predisposición a disfrutar con los retos de la vida; o a padecer, a lamentarse, a ver lo negativo.

  • Puede dar lugar a disfrutar, contemplar la vida desde una perspectiva positiva, con curiosidad, intentando superar los problemas o, por el contrario, angustiarse, ser incapaz de ver lo positivo, no enfrentarse a los problemas, no expresar emociones... Estas son las dos posiciones emocionales básicas que descansan en los dos extremos de una autoestima positiva y negativa respectivamente.

Pero, ¿Qué se puede hacer des de casa para FOMENTAR LA AUTOESTIMA en los más pequeños? Aquí tenemos algunos ejemplos:

  • ELOGIAR comportamientos específicos y sinceros.

  • NO pedir la PERFECCIÓN ABSOLUTA. Nadie es perfecto, los niños necesitan saber que sus padres los aceptaran tal y como son: con fallos y potencialidades; esto fomenta la construcción de seguridad e imagen positiva.

  • Escuchar ATENTAMENTE. La comunicación empieza por la escucha activa, haciendo reflejar el interés por el otro.

  • Dar la oportunidad a que tomen DECISIONES POR SÍ MISMOS y resuelvan en consecuencia problemas. Los niños no pueden aprender a autogestionarse, responsabilizarse y gestionar las frustraciones sin primero haberlo experimentado.

  • Dar responsabilidades y promover HÁBITOS de autonomía.

  • Fomentar intereses y HABILIDADES.

  • Evitar actitudes de culpabilidad. Es suficiente con mostrarle aquello que ha hecho mal y animarle a no equivocarse otra vez, pero sin inculparle ni echarle en cara los errores.

  • Evitar hacer correcciones delante de otras personas.

Comments


​© 2020 por Irene Moreno creado con Wix.com

También nos encontrarás en:

  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram

Telf 

bottom of page